miércoles, 21 de octubre de 2015

LA CEREMONIA DE DESPEDIDA

LA CEREMONIA DESPEDIDA 
(el último adiós)

Decidimos hacer una incineración individual para conservar los restos de nuestro amado Napoleón. La Empresa que hizo la gestión nos ofreció hacer una ceremonia de despedida. Nos pareció que después de lo ocurrido, nuestros corazones necesitaban despedirse de él de una manera tranquila, con amor. De una manera que nos permitiera revivir los recuerdos felices, de recordarlo con alegría y compensar la triste imagen de los últimos días. Por eso invitamos a nuestra familia y amigos a acompañarnos en ese momento y a compartir recuerdos bonitos de Napo con nosotros. 

Sentimos que él se merecía un adiós a la altura del amor que nos brindó. 

Desde aquí nuestro cariño y nuestro agradecimiento a CREMASCOTA por la delicadeza y el cuidado que pusieron en nuestra atención y en la de nuestro querido compañero en un momento tan doloroso y difícil. 

Ésta fue la carta de despedida que escribí para leer durante su ceremonia:

Napoleón nació el 8 de abril de 2009, y llegó a mi vida cuando apenas tenía 28 días. Era más pequeño que una lata de coca cola y aún tomaba de biberón y potitos. 

Era muy suyo, era muy selectivo con sus amigos e indiferente con los desconocidos, hasta con otros perros. No buscaba conflictos pero defendía siempre su manada. Era muy paciente con los cachorros Solía imponer su voz si se armaba jaleo en el parque para calmar los ánimos. Era un pacifista. 

Era juguetón y alocado, era como un niño grande. 

Adoraba que le rascase los cuartos traseros y siempre daba saltos de alegría y ladraba de emoción al vernos llegar. 

Le encantaba hacerse una bolita para dormir y en invierno le encantaba que le tapasen con la manta o estar cerquita del radiador. Incluso sabía colarse entre las sábanas sin que te enteraras. 

Era muy inteligente, sabía comprender mis estados de ánimo y sabía encontrar sus premios en el exacto bolsillo donde los tuviera. Parecía que llevara un GPS para saber cuándo llegábamos a los sitios. 

Le encantaba jugar con trozos de pan seco hasta que se rendían y se los comía. 

Era muy compañero y buscaba siempre el lugar más pegado para tumbarse a tus pies. Amaba acomodarse en el regazo, tenía complejo de perros pequeño. 

Napo tuvo muchos amigos en su vida, perrunos y humanos. Era un perro sociable y pasó vacaciones en muchos hogares haciéndose querer y brindando su alegría. 

Su gran tamaño era proporcional a su nobleza. Sabía robar el corazón con sus ojos, su pelo suave y su forma de ser cariñosa.

Detestaba que le apuntara con el secador de pelo aunque estuviera apagado y no le gustaban los sprays. Cuando me ponía perfume se alejaba por las dudas. 

Tenía pavor a los aspersores de riego y tenía mucho miedo a los truenos y a los petardos. 
No le agradaba bañarse, se escondía y agachaba la cabeza aunque luego en la bañera se portaba muy bien y salía muy a gustito.


Napoleón fue la relación más constante de mi vida hasta ahora, eso es un hecho. Hemos vivido en numerosas casas y dejado atrás muchas aventuras, pero siempre los dos juntos. Durante mucho tiempo dormía en la cama conmigo, y me consolaba abrazándome con sus patas y ofreciéndome su mirada más tierna cuando tenía el corazón roto o cuando estaba triste; y según fueron pasando los años dejó que yo adoptara el papel de su hija, mientras me dormía junto a él. 

Fue mi mejor amigo, mi protector, mi compañero y mi familia, fue quien me enseñó lo que es el amor puro y desinteresado. 

Echaré de menos 
- tus orejas al viento
- Cuando sacudías tus orejas detrás de la puerta porque sabías que habíamos llegado a casa
- Tus ojos brillantes pidiendo comida
- Tus gestos de cabeza cuando te hablaba y no entendías lo que decía
- Las siestas juntos en el sofá
- Mirar la tele los dos juntos abrazados en el sofá
- Cepillar tu hermoso y brillante pelo gris
- Encontrar pelos tuyos por la casa
- Verte saltar las vallas con tanta agilidad
- Verte despanzurrado en tu camita y escucharte roncar o soñar con dragones 
- Sentir tus pasitos tranquilos por la casa
- Que me vengas a buscar con la pelota para jugar
- Jugar contigo al frisbee y al escondite
- Enseñarte trucos
- Tu impaciencia por comer y tu hambre constante 
- Tus ladridos para que siguiera caminando cuando me detenía en medio del paseo 
- Tus ladridos de emoción cuando sonaba el timbre
- Nuestras discusiones porque al regañarte tú siempre querías tener la última palabra
- Tu curiosidad inocente por meter el hocico en cada bolsa que traía a casa.
- Tus travesuras: como cuando te comiste mi tarta de cumpleaños o cuando le destrozabas las plantas a mamá. 
- Tu ilusión cada vez que montábamos en el coche para ir de excursión
- Que apoyes tu cabeza en mi regazo y me observes con tus enormes ojos


Leí que las acciones de uno pueden dejar huellas en otros, y cuando esas acciones contribuyen al crecimiento del otro quedan marcadas como huellas doradas. Tus patas, querido napo, han dejado esas huellas doradas en lo más profundo de mi ser

Gracias por
- Haber llenado mi vida de amor incondicional, por tu complicidad, compañerismo y entrega 
- Haber llenado mi vida de paseos al aire libre y haberme enseñado a disfrutar del aire fresco, el verde y los paseos.
- Tus lametazos y tus muestras de amor y cariño
- Haber cambiado mis hábitos tan sutilmente 
- Por enseñarme a tener curiosidad del mundo
- Por enseñarme a salir corriendo a recibir a quien amo cuando llega a casa
- A estirarme antes de levantarme de las siestas
- A ser responsable y preocuparme a veces más de ti que de mí.
- A jugarse por el amor verdadero y profundo 
- A manifestar mis emociones y mis sentimientos con libertad

¿Sabes lo mucho que te voy a echar de menos verdad?
Me siento muy afortunada de haberte tenido en mi vida, de haber tenido la suerte de que pasaras por mi vida y de ser la dueña de un perro tan excepcional y especial como tú. Has sido un buen chico Napo! Nuestro tiempo fue corto pero me hiciste inmensamente feliz. Nunca dejaré de quererte pero sé que tengo que dejarte marchar, tengo que dejar que abras tus alas y tomes tu verdadera forma, la de un ángel que bajó del cielo a hacer mi vida mejor.

Hoy después de casi una semana vuelves a tu hogar con tus amos, no de la forma que esperábamos. Pero te cuidaremos y mantendremos vivo tu recuerdo. Has dejado de vivir en ese pequeño cuerpo peludo para vivir para siempre con nosotros en nuestro corazón.
Te amaremos siempre


Hasta Siempre Napo

Analía. 

Mi pareja Juan también le dedicó unas palabras: 

En recuerdo a Napoleón, un animal noble, que quiso ser también mi perro y compartir a su inmensamente querida dueña Analía. 

Has sido mi primer perro y has cambiado mi forma de ver la vida.

Nunca lo olvidaré. Gracias compañero...

Juan

Horas antes de saber que Napo finalmente no lo lograría, Juan también le dedicó este bellísimo post en Facebook que queremos compartir con vosotros:


Hace un tiempo conocí a una mujer increíble, inteligente, divertida, guapa, bellísima, vital….hoy gracias a Dios comparto mi vida con ella, Analía.

También conocí a una parte muy importante de su vida, su perro Napoleón, un macho de Braco de Weimar, imponente, altivo, lleno de energía. Hay que reconocer que al principio Napo veía en mi un “rival” y siempre, de una manera elegante, se colocaba físicamente entre ella y yo….”que corra el aire” parecía decir.

Yo nunca tuve perro e incluso era reacio a tenerlo y Analía fue introduciéndome en lo que supone tener un perro y ser responsable de su bienestar….estuviéramos donde estuviéramos, fuese la hora que fuese mi chica siempre pensando “hay que sacar a Napo”, “hay que dar de comer a Napo”.

Decenas de fotos enviadas por whatsapp durante el invierno mostraban a un Napoleón acurrucado a su lado o con su cabezota orejuda posada en su pierna durmiendo plácidamente.

Poco a poco nos fuimos conociendo, estableciendo una relación y por fin Napo decidió que yo ya era de la manada…..es impresionante verle venir corriendo cuando te ve a lo lejos y ladra y salta alegre porque has vuelto, escucharle sacudir su cabeza al otro lado de la puerta cuando llegas a casa y recibirte con lametones. Como de forma incansable corre y corre tras el frisbee o su pelota en la parque y lo trae en espera de su premio.

También es increíble cómo, de forma serena y silenciosa, te sigue por casa y se tumba allí donde estés, solo por estar contigo y acompañarte; y como sabe poner esos ojos tiernos cuando estás cocinando o comiendo y quiere que le des algo de lo que tienes en la mesa.

Napo también es el despertador perfecto, no falla, con las primeras luces del día te golpea suavemente con el hocico reclamando su necesidad de bajar a pasear y “marcar” su territorio.

En suma, me declaro converso, un perro no es solo una mascota, forma parte de la familia, es un miembro más, te da cariño y lealtad incondicional, siempre pendiente de ti, de su manada.


Como sabéis Napo lucha hoy por su vida pero aún nos quedan, Dios lo permita, muchos paseos que dar….


No hay comentarios:

Publicar un comentario